30 ago 2011

Metallica - The Black Album

Se cumplieron el pasado 12 de agosto, 20 años de la salida de un disco fundamental, para ellos y para todos, The Black Album. Además, estamos a 30 años de su formación, allá lejos, promediando 1981, en Los Ángeles, California. Una unión musical que comenzaría por la inquietud de Lars Ulrich y la respuesta de James Hetfield, germen principal de esta historia. Una formación que con el tiempo pasaría de ser una gran banda de trash metal a convertirse en un supermonstruo que aplasta, incendia y destruye todo lo que se interpone en su camino.
Porque así suena Metallica. Los que tuvieron la fortuna de verlos en vivo, más aún en la gran presentación que hicieron de este disco en el estadio de Vélez en 1993, pueden, podemos, dar fe de eso. Para dar ese paso, claro que fue fundamental este trabajo. Y, por supuesto, la trayectoria que tenían al momento, con trabajos como Master of Puppets y el antecesor del álbum negro, And Justice For All, el punto trashero máximo perfecto de Metallica y el favorito de mas de un fundamentalista metálico.
Acá entra la polémica, como sucedió un par de veces en la historia de ellos. La hubo en el momento de la salida de este gran disco, el cual algunos consideraron como una “venta” de la banda, como una versión apta para todo público o una especie de Metallica para principiantes. Equivocadísimos, quedó muy claro, además, los que en su momento se horrorizaron por esto se deben haber querido suicidar con Load, valga el comentario al margen.
Con este trabajo Metallica no solo conquistó al mundo y se cansó de girar para presentarlo. También inició un cambio cultural en la gente a la hora de escuchar música. Logró instalar al metal como género rockero incorporado a la vida cotidiana de las masas, para bien o para mal, lo sacó del ghetto. Anteriormente el metal era la música que odiaban tus padres. Ahora no solo la prefieren, si no que los recitales de este tipo se llenan de padres que van con sus hijos y el resto de la familia. Eso, del género hacia el exterior, para fuera. Para adentro, marcó indudablemente un hito en el heavy, como no sucedía desde hacía casi diez años, desde la “nueva ola del metal británico” con Iron Maiden a la cabeza.
Con respecto al disco, es uno de esos que conocemos todos. Con varios temas que quedaron en la historia, una placa extraordinariamente exitosa. Un trabajo en el cual Metallica refinó su sonido sin entregar nada de su fibra íntima, al contrario, la proyectó.
En Wherever I may roam bien se podría resumir no solo el sonido de esta placa, si no la actitud, la fuerza y el lugar ganado por la banda: un camión cargado de vagabundos, casados con la ruta y eligiendo a la tierra misma como su trono.

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